martes, 17 de agosto de 2010

La feria


Este fin de semana largo vino con todo. Me compre unos aritos divinos. Con unos arabescos y piedritas de colores que me llegan a las axilas aproximadamente. Resulta que estaba en una feria artesanal y me llamaron la atención. Me acerque  y el hippie se me puso a hablar. “Bueno, te cuento un poquito lo que hago. Yo estuve viajando por el mundo y  ahora volví para visitar a la familia. Todo lo que ves acá son ideas que saqué de mis viajes y de libros.“ En todo este discurso artístico-cultural lo único que pensaba es que “hasta 20$ pago, más de eso no”.  Para todo esto el individuo usaba anteojos de sol. La gente usa anteojos de sol por dos motivos: para hacerse la top, como era mi caso, o para esconder los vestigios faciales del día anterior, como era el caso de este chico. En realidad no sé si era el día anterior o venía acumulando un par de meses encima, es más, el temita de “viaje por todo el mundo” no sé si realmente necesito llevar mucho equipaje, más que nada emanaba viaje por cada célula de su cuerpo.
Yo que pensaba que solo iba a comprar un par de aros, cuando me enteré de que venía con un presente. Me hizo una estrellita de metal y me la regalo. Me dijo que se dice que todos tenemos una estrella, que nos va a cumplir todos nuestros sueños y me dio un beso. Yo no sé si será que no estoy en la constelación adecuada, me parece que le voy a pedir que me convide un poco de sus estrellitas.
Como es usual ahora, también estaban de esos africanos que venden anillos y relojes enganchados en los paraguas rojos. Mientras meditaba si comprarme un Bvlgari, el vendedor me miraba. Entonces después me puse a pensar en los GRANDES secretos, misterios, mitos y leyendas que esconden y la verdad que me intriga muchísimo. Definitivamente es una asignatura pendiente que tengo en mi vida: Comprarme un anillo Bvlgari.

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