domingo, 12 de diciembre de 2010

Le petit prince

Mientras evitaba cumplir con mis obligaciones de estudiante (como ser: estudiar); me atacó una imperiosa necesidad de encontrar el libro “El principito”. Después de revolver cielo y tierra finalmente di con aquel hombrecito de cabellos color oro y no estando satisfecha con el tiempo que invertí en la búsqueda también tenía ganas de leerlo una vez más porque la verdad es que de chica no lo había entendido.  

A continuación transcribo un extracto que me resulto muy interesante:
(…)Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: “¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas?” En cambio, os preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?” Sólo entonces creen conocerle (…)
Además, me gustaría agregar un par de preguntas de este tipo antes de continuar: “¿Cuántas materias te faltan? ¿Cuánto te sacaste? ¿Cuándo te recibís? ¿En qué año estás? ¿Cuánto tenés de viaje? Pero, ¿Cuántos años son? ¿Cuánto  tomáste? ¿Hace cuánto que están juntos? ¿Cuánto tiempo paso antes de que te dieras cuenta de que te engañaba?” NÚMEROS, NÚMEROS, NÚMEROS…. Yo te puedo contar que cocino como los dioses; que cuando me pongo nerviosa me sale sarpullido en toda la cara; que antes de dar un examen necesito pasar por el kiosko y comprarme unas gomitas Yummy; que en verano duermo tapada porque me da miedo que venga un caníbal y me ataque; que no puedo mirar películas de terror porque después tengo pesadillas; y muchos otros secretos oscuros y vergososos…pero a nadie le interesan.

Entonces, ya que estamos con la cuantificación, me gustaría saber cuándo fue que me convertí en una persona GRANDE, ¿no? Nadie me preguntó si me sentía cómoda con la idea, si quería, sí estaba dispuesta a asumir las consecuencias. Yo no firmé ningún contrato. Por lo menos me hubiesen dicho “Quedate tranquila que no vamos a hacer nada que vos no quieras”, hubiese tomado las cosas de otra manera. 

Sin embargo, el temita de las preguntas incómodas está medianamente solucionado con las redes sociales. Digo medianamente porque hay muchos seres que todavía no se han sumado al mundo de la sociabilización virtual. (Es un mal que está afectando cada vez a más habitantes, ayudemos a erradicarlo.) Esta gente no entiende que con la existencia de estas redes mágicas uno no solo está al tanto de la edad, estado civil, formación académica y experiencia laboral; sino que también accede a un itinerario detallado de las fiestas, vacaciones, encuentros amorosos, recitales y reuniones de alcohólicos anónimos a las que asistiran en los próximos cuatro meses (y si colecciona mariposas, también); y eso nos ahorra un par de malos momentos. Publicame, publicate.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El barrio

  • Donde yo vivo podés tomarte un colectivo y sorprenderte al escuchar una de las historias más románticas entre dos ex presidiarias y los avatares de que te “trasladen al penal”.
  • Cuando digo donde vivo se imaginan una Pseudo-Venecia con casitas antiguas y botecitos al lado del rio. Pobres.
  • Donde yo vivo los patrulleros te chocan el auto, pero después te acompañan a tu casa para explicarle a tu papá lo que pasó.
  • Donde yo vivo hay barrios inventados con lagos inventados.
  • Donde yo vivo el bar “de moda” rota cada tres meses.
  • Donde yo vivo se le tiende a agregar artículos a las ciudades y/o personas.
  • Donde yo vivo no hay edificios ni cloacas, pero si hay cámaras de seguridad que muestran EN DIRECTO los hechos de INseguridad.
  • Cuando digo donde vivo me contestan “¿Hasta ALLÁ te vas?”. “No, hasta ACÁ vengo. ALLÁ viví toda la vida”.
  • Donde yo vivo, podés salir a la calle diez minutos y cruzarte con diez personas con quienes no te querías cruzar.
  • Donde yo vivo hay turistas de día y borrachos de noche.
  • Donde yo vivo los mendigos piden monedas directamente en el balde del casino, para luego de juntar cierto capital, entrar otra vez.
  • Donde yo vivo hay tres casas de deportes, dos negocios que venden celulares y cuatro casas de electrodomésticos POR CUADRA.
  • Donde yo vivo no tengo que esperar a que vengan las fiestas para ver fuegos artificiales. Dado que es una prioridad, mi intendente se encarga de que en todas las ciudades haya por lo menos un festejo cada dos meses con “invitados internacionales”.
  • El lugar donde yo vivo solo aparece en algunos GPS.
  • Cuando digo donde vivo me preguntan si tengo acceso a internet, al cable o a la civilización en general.
  • Cuando estoy lejos de mi casa y me encuentro con alguien de donde yo vivo…tenemos un saludo secreto.
  • Donde yo vivo solo son completamente felices aquellos que tienen helicóptero.
Igual me gusta vivir donde yo vivo. CREO.