martes, 2 de noviembre de 2010

Un pacto para vivir

Pista de baile y/o pista de hielo y/o puente y/o cancha de fútbol y/o supermercado. Chico besa a chica apasionadamente. Música romántica de fondo. Títulos.

Mientras me termino el paquete de Kleenex me pregunto por qué nunca muestran qué es lo que hace la gente que está alrededor de esta acaramelada escena, ¿no? ¿Qué cara pone uno que es el EXTRA de la situación? Porque de todas las veces que hice el casting nunca quedo como protagonista. “¡¡¡Ay, chicos!!! Me parece bárbaro que se quieran, pero por favor no cuenten dinero delante de los pobres” “No puedo creer que este bagarto esté con alguien y yo no”. Casi el mismo sentimiento que experimento cuando leo el “próximamente” del aparato de la tarjeta Monedero en el 60. Es una mezcla entre esperanza y necesidad de realizar un ataque directo a la yugular del señor colectivero.

Si supiera como es mi príncipe azul claramente ya lo hubiese encontrado. Mi mamá me dijo que tengo que pensar que ya nació y que solamente hay que esperar a que nuestros caminos se crucen.  Y mientras lo espero, voy experimentando situaciones de lo más variadas, pero me está costando un poquito interpretar ciertas cuestiones. “Pero si acá estamos bien. ¿Qué es lo que me querés explicar en la habitación? ¿El jilguero qué es? ¿Un pajarito?.” 

Lo bueno es que ya me doy cuenta de cuáles son las cosas con las que definitivamente NO cuenta este individuo. A saber: no tiene aficiones relacionadas con el reggae ni sus derivados en vestuario, peinado e higiene;  no dedica canciones en un canto bar; y SIEMPRE voy a saber exactamente qué es lo que está pensando. Vamos por más.

Es por ello que hice un pacto conmigo misma. No cambio el fondo de pantalla de Tinkerbell hasta que no tenga una foto besándome con alguien.  En la playa. Al atardecer. No importa si después termino con Barnie que grita “a lo’ pirulineeees” en Las Toninas. Es un pacto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Muy bien contado!!, pero tal vez tengas que pasar por cada una de estas situaciones, para que cuando llegues al ideal, lo sepas desde el primer instante.

Ya es un hábito leer cada una de tus ideas plasmadas acá. Pero tengo un problema: estoy llegando al final, y eso me preocupa. ¿Y después qué?
Tal vez re-leerlas. Pero tengo esperanzas que en el márgen derecho diga: "2011 (5)".

Así sea.

De: el anónimo de siempre

Ingrid dijo...

Acordate amiga que el ideal no existe... asi nos aferramos a la realidad... lamentablemente! TKM